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El día que Murcia se convirtió en el octavo reino (segunda parte)

Finalmente llegó el día en el que los fans de Juego de Tronos (los que no trabajaban esa mañana o engañaron a alguien para que hiciera cola por ellos) consiguieron su entrada para ver… algo relacionado con la serie. La mayoría no tenían muy claro a qué iban exactamente; si estrenaban la quinta temporada, si venían actores (sí, alguno en la cola realmente los esperaba), o qué iba a pasar en el teatro Romea esa noche, pero todos aguantaron estoicamente la amenaza de lluvia y el aire frío, que mezclado con el suelo mojado y un plantón de casi dos horas, daban como resultado unos pies tan helados como después de pasar una noche entera en el Muro.

Fans haciendo cola a las puertas del Teatro Romea

Fans haciendo cola a las puertas del Teatro Romea

Aunque si hubiéramos sabido que por la tarde tendríamos dos horas largas para hacernos una foto en el Trono de Hierro y que para eso no hacía falta entrada, seguramente muchos se habrían ahorrado la cola.
En cuanto a esto, hubo mucha genteque casi se queda fuera del teatro pues les dieron las diez de la noche aún sin hacerse una foto en el trono, a pesar de recurrir a las fotografías de grupo. Yo misma, que iba acompañada de otras dos personas, fui la única de los tres que logró sentarse, apurando hasta el último segundo, y arriesgándonos a quedarnos fuera (llegamos a las 21:56 al trono). Seguramente, sin todos esos jetas que conocen a alguien que conoce a alguien, que se colaron y se hicieron mil fotos, habrían entrado muchos más. En fin, al menos vivimos un momento emocionante, cuando un chico sentó a su novia en el trono y le pidió matrimonio. La pena es que después se tuvieron que ir y se perdieron la mención que les hicieron dentro del teatro.

Por si alguien aún tiene dudas, ni se estrenaba la nueva temporada, ni venían los actores de la serie. Lo que se proyectó esa noche fue El reino español de Juego de Tronos, el documental que Canal+ preparó tras el rodaje de algunas escenas en Sevilla y Osuna, y un episodio de la cuarta temporada elegido por los espectadores (por supuesto, ese en el que ATENCIÓN SPOILER le revientan la cabeza a uno después de chafarle los ojos).

Una larga cola para fotografiarse en el Trono de Hierro

Una larga cola para fotografiarse en el Trono de Hierro

Llegados a este punto tengo que confesar que tenía cierto recelo ante tanta espectación, ya que sobre el Romea pesa una maldición según la cual el teatro desaparecerá tras incendiarse tres noches de lleno absoluto. Y como ya van dos… Pero eso es otra historia, que será contada en su momento. En cualquier caso, admito que respiré tranquila cuando localicé un par de butacas vacías.

Todo listo para la proyección en el Romea

Todo listo para la proyección en el Romea

El documental estuvo interesante, aunque tal vez resultara demasiado largo, o al menos lo suficiente como para echar en falta entrevistas con los personajes centrales, o algún adelanto jugoso de lo que está por venir. En cuanto al capítulo, fue exactamente el que me esperaba, e hizo retorcerse en el asiento a muchos de los que aguantaron hasta el final, a pesar de la hora que era y de los subtítulos (lo de que fuera en inglés sí que fue una sorpresa).

En definitiva, no vimos lo que se dice mucho (por no decir casi nada) de la nueva temporada pero, al fin y al cabo, ¿no es mejor así?

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El día que Murcia se convirtió en el octavo reino (primera parte)

Tengo que admitir que no soy una mega fan de Juego de Tronos. Quiero decir, que me gusta mucho y eso, pero esta serie ha resultado ser un fenómeno tal, que no llego a estar a la altura del fan más elemental. Aun así, como tengo esa manía de querer estar en el ajo de todo lo que se cuece por aquí, me he subido al carro del paso de Juego de Tronos por Murcia.

Mi historia con esta serie comenzó hace mucho tiempo. Varios amigos y familiares fueron cayendo en las garras de los libros de George R. R. Martin y, después de desaparecer durante varias semanas detrás de cada uno de los tochos de Canción de Hielo y Fuego, me recomendaban e incluso me rogaban que los leyera. A pesar de que me resultaba tentador, me negué rotundamente porque me encantan las series de libros, peeeeeeero siempre y cuando estén completas. No soporto aguantar durante meses e incluso años con un libro a medio. La curiosidad, la incertidumbre, las noches en vela… Es un sinvivir que no estoy dispuesta a aceptar.
Lo malo es que apareció la serie de televisión, las altas cuotas de audiencia, el fenómeno fan, la locura, las webs, las revistas, los TT de Twitter cada vez que en EEUU emitían un nuevo capítulo… (¿es que todo el mundo se volvió loco?), y lo que habría sido una oportunidad chocó con otra manía que tengo: no ver series ni pelis basadas en libros sin leer el libro antes.

Juego de tronosPero finalmente, tras cuatro duras temporadas, como mortal débil que soy, a primeros de septiembre me rendí. Francamente, el primer capítulo no me gustó mucho, pero como tenía algo de tiempo libre seguí con el segundo, y luego el tercero… Y ya lo siguiente que recuerdo es que habían pasado un par de semanas y ya no enviaba whatsapps sino cuervos con mensajes, no me iba a mi habitación sino que me retiraba a mis aposentos, aseguraba que «winter is comming» a pesar de que no bajábamos de los 30 grados, y cada vez que me cabreaba soltaba un orgulloso «un Lannister siempre paga sus deudas». Ahí fue cuando decidí aflojar el ritmo. Lástima que sólo me quedaran dos capítulos.
Obviamente los vi, y comprobé con horror que me tocaba sufrir como al resto de los mortales hasta que llegaran nuevos capítulos en abril. Había caído en la trampa.

Total, que hace unos días descubrí que el FesTVal, el festival de series que empieza hoy en Murcia nos iba a traer un documental filmado durante el rodaje de algunos episodios de la serie en España, la emisión de un capítulo de la cuarta temporada y el Trono de Hierro de Canal+. Sinceramente, creo que si viviera en Poniente no me sentaría en el Trono de Hierro ni loca (es una sentencia de muerte), pero ya que lo han traído hasta aquí…

Cartel del Festival de Televisión que se celebra en Murcia

Cartel del Festival de Televisión que se celebra en Murcia

Pues eso mismo es lo que habrán pensado los cientos de fans (murcianos y de más allá) que he visto estos días por las inmediaciones del stand del FesTVal en el lateral del Romea, que no paran de preguntarle a los pobres voluntarios de la organización que cuándo dan las entradas. Sin ir más lejos, esta mañana me he cruzado con dos chicos que habían venido desde Cartagena (uno de ellos era mexicano y estaba de visita) pensando que ya las podían recoger. Eso, sin contar a todos los que pululan por twitter, muchos de ellos también de fuera de la ciudad, y que están como locos buscando alguien que pueda acercarse a recogerlas en cuanto den el pistoletazo.
¿Qué queréis que os diga? Esto promete.

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El FesTVal calienta motores en Murcia

Ya está disponible la programación de la edición de primavera del FesTVal que se celebrará en Murcia del 23-27 de marzo. Lo puedes descargar aquí: http://murcia.festval.tv/programa-del-festval-de-primavera-de-murcia/

Los murcianos podrán fotografiarse junto al Trono de Hierro de la serie Juego de Tronos

Los murcianos podrán fotografiarse junto al Trono de Hierro de la serie Juego de Tronos

Durante esta primera edición, los murcianos podremos disfrutar de la emisión en primicia de series y programas como Seis hermanas o Ilustres ignorantes, pasando por Masterchef y la aclamada Juego de Tronos, sobre la que se proyectará un documental acerca del rodaje de esta serie en España. Además, los fans tendrán la oportunidad de sentirse reyes de Poniente por un día y fotografiarse junto al Trono de Hierro que traerá Canal+.

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Ferb, ya sé lo que vamos a hacer hoy

El verano siempre me ha parecido una época demasiado calurosa y larga, que incluía días interminables llenos de tedio. Siempre estaban ahí el tiempo y la promesa de poder hacer cosas divertidas, pero nunca la oportunidad. Era el tiempo de separarse de la gente con la que pasabas el resto del año, y tener que buscar nuevos compañeros de aventuras que no siempre se dejaban encontrar.

Con los años, y gracias a los anuncios de cerveza, esa sensación de ver cómo el que podría haber sido el verano de tu vida se te escurre entre los dedos se fue acrecentando. Veías las playas, la gente, esos días perfectos, y una banda sonora estupenda, mientras tú estabas en el sofá, mirando la vida pasar, muerto de calor, y con tus amigos a cientos de kilómetros. Un trauma.

Pero hace un par de veranos descubrí una serie de dibujos que me llevaba de cabeza: Phineas y Ferb. Trata sobre unos niños que hacen algo extraordinario cada día del verano, en lugar de quedarse sentados delante de la tele, véase viajes en el tiempo, montañas rusas espaciales y competiciones de camiones monster. Dejando al margen lo disparatado (son dibujos, no nos olvidemos), me pareció que tenía una energía, un optimismo y un mensaje de “no te pares ni un segundo y aprovecha el tiempo” que no me dejó indiferente (para martirio de mi familia, que es gente que, inexplicablemente, la odia, y que me hacían ver cada día que era demasiado mayor para desayunar delante de los dibujos animados). 
Aquí está la intro

El caso es que, de alguna manera, reactivó en mí el chip del verano, que se me había fundido hacía ya muchos años, y empecé a planteármelo de otra manera, a tratar de esforzarme para hacer muchas cosas, de aprovechar el tiempo y, sobre todo, de disfrutarlo. 

Y el detonante final de lo que van a ver a continuación fue una lista de 101 cosas que hacer durante el verano, que me pareció una idea bastante chula. Ya se sabe, de una lista de dos cosas puede que no hagas ninguna, pero de una de diez haces tres o cuatro fijo. Así pues, ¡cuánta diversión puede salir de una de más de cien! Me dije: “Ferb, ya sé lo que vamos a hacer hoy” (siempre me digo eso cuando se me ocurre algún disparate), me puse manos a la obra, y empecé a elaborar la mía. De momento llevo 22 puntos, y tampoco son nada del otro mundo. Pero al fin y al cabo, la vida se compone de pequeños momentos. De todas formas, como siempre, pido, admito y acepto sugerencias.

-Tomar helados de 10 sabores diferentes.
-Leer al menos seis libros.
-Bañarme en 10 playas diferentes.
-Salir del país.
-Hacer un viaje por carretera por España (aunque sea corto).
-Aprender a cocinar un plato.
-Coserme una prenda de vestir.
-Hacer un cojín de patchwork.
-Tirarme en bomba en una piscina.
-Montar en una guagua.
-Llegar nadando a una isla.
-Hacer 100km en bicicleta.
-Ir a un concierto al aire libre.
-Pasar un día entero en la playa.
-Bañarme de noche en la playa.
-Montar en patinete acuático y/o en el plátano gigante.
-Terminar un puzzle de 1000 piezas.
-Bañarme en una fuente.
-Cambiar el color de la pared de mi habitación.
-Montar en barco.
-Correr una carrera.
-Documentar cada uno de estos logros y obtener un precioso álbum de fotos hecho de scrapbooking.

Y ahora, a disfrutar el verano. Al fin y al cabo, depende de tu actitud

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Reflexión post-Cómo conocí a vuestra madre (sin spoilers) PUEDE HABER SPOILERS EN LOS COMENTARIOS

El 31 de marzo terminaba al fin Cómo conocí a vuestra madre. O más bien no, porque tal y como yo entiendo la serie, es justo ahora cuando tenemos que recoger todas esas pildorillas que nos ha ido dejando a lo largo de 9 temporadas y empezar a aplicarlas en nuestra vida. Porque Cómo conocí a vuestra madre va de eso, de aprender, de crecer y madurar, de buscar el final feliz, sí, pero recogiendo todo lo que vayamos encontrando por el camino.

La serie también va sobre el amor y todas sus variantes. Desde el primer capítulo iba buscando ese amor instantáneo, que aparecía tras un flechazo, y que te colmaba, ese amor que sabrías que era eterno desde el primer momento.

Sin embargo, en las 9 temporadas nos han hecho ver que también hay mucho amor en la amistad y, lo más importante de todo, que hay amores (la mayoría) que se forjan con el tiempo. Porque otra de las cosas que la serie nos ha enseñado es a disfrutar al máximo cada momento, a hacer algo especial (o más bien legendario) de cada pequeña cosa. Como no vivimos en un libro, donde puedes saber el final con leer la última hoja, tenemos que enfrentarnos cada día a cosas y personas que no sabemos a dónde nos van a llevar, o cuánto nos van a durar. Por eso siempre hay que darlo todo, para no perder ni un segundo con alguien que puede ser importante

Cómo conocí a vuestra madre

Por ejemplo, recuerdo un capítulo de hace varias temporadas en el que Lilly celebra su cumpleaños y Ted aparece con una chica a la que acaba de conocer. Lilly no quiere que ella salga en las fotos porque cuando rompan, tendrá para siempre el recuerdo de una desconocida en su álbum. Echando la vista atrás, Ted le cuenta que la primera fotografía que tienen Marshall, Lilly y él iba a ser en realidad la primera foto de él y Marshsall, pero que ella apareció en la habitación y Ted la invitó a posar aunque sólo la conocían de un día. Había apostado fuerte por ella, y ahora conservaban un recuerdo de su primer día juntos. Por supuesto, Ted y esa chica rompen pero, ¿y si no lo hubieran hecho?
En definitiva, no podemos saber cómo van a terminar las cosas, ni cómo vamos a conocer a la madre o al padre, ni siquiera sabemos si existen, así que sólo nos queda aprovechar al máximo cada cosa que vivamos mientras tanto y convertirlo en algo realmente grande. Al fin y al cabo, es nuestra historia, ¿qué puede haber más grande que eso?

2 comentarios

abril 2, 2014 · 10:04 am